La comunidad Diocesana no queda ajena a la problemática socio-económica del país. Y es por eso que vemos en los últimos tiempos un gran aumento del consumo de sustancias sobre todo en los adolescentes y jóvenes de nuestros barrios que muchos de ellos se acercan directamente o indirectamente a pedir ayuda y contención.
Promover un espacio de encuentro e intercambio desde las vivencias y la experiencia de cada uno, Con el fin de fortalecer potenciar una acción preventiva bajo el marco de una cultura del cuidado.
Como comunidad religiosa, asumimos la Doctrina Cristiana, las enseñanzas de la iglesia (DSI) como eje motivador y procuramos construirnos en un lugar de encuentro que promueve la real participación de todas las aéreas Pastorales. Animadores, Coordinadores, catequistas, Diáconos, el Sacerdote y la comunidad en general, como gestor de su propio proceso de formación permanente y un espacio plural que afianza la acción-reflexión. Acción sobre la dignidad de la vida humana, en los escenarios actuales y futuros, promoviendo la creación y promoción de valores cristianos.
A la luz del Evangelio, vemos a ese Cristo sufriente, a ese hermano que está pasando su pasión y su agonía, a ese Jesús que clama al Padre así también nosotros pedimos. Para que todos podamos ser ese Jesús Resucitado y glorioso. El Dios de la vida nos interpela ante este problema del consumo y nos pregunta ¿A dónde está tu hermano?
Poder ayudar, contener y acompañar al adicto a su familia y allegados. Desde nuestra fe ir al encuentro del hermano. Ir concientizando y comprometiendo al otro sobre su realidad y la de todos nosotros para ir caminando juntos.
Las comunidades son ámbitos privilegiados para la implementación de estas acciones en base a la promoción de la salud, al desarrollo de estilos de vida saludables, a la cultura del cuidado y al fortalecimiento de sujetos activos y protagonistas que transforman la realidad a través de la participación y la vida en comunidad.
Pensar la salud como un concepto multidimensional; la OMS (2000), durante la Declaración de la Estrategia Mundial para la salud, avanza y establece que ésta es un “estado de bienestar físico, mental y social con capacidad de funcionamiento para trabajar productivamente y participar activamente en la vida social de la comunidad”
La comunidad que se compadece ante el hermano que está tirado, lastimado y caído. Como el buen Samaritano que ve y se queda se compromete, lo asiste; lo ayuda lo lleva; lo acompaña y se interesa por su bienestar. Nuestro fundamento es desde nuestra Fe y nuestra Doctrina Cristiana y esto nos lleva a un compromiso.
Comisión Pastoral para las Adicciones y Drogadependencia Diócesis de Quilmes.
26 de junio del 2024